Iván González retrata la cotidianidad y la esencia
La exposición "Piñatería. Mirar es gratis" inaugura en Las Mercedes
Un total de 300 imágenes en pequeño formato componen la muestra CORTESÍA
ÁNGEL RICARDO GÓMEZ | EL UNIVERSAL
martes 13 de septiembre de 2011 12:00 AM
Un fotógrafo profesional, acostumbrado a trabajar con tecnología de avanzada para el registro y difusión de imágenes, abre un álbum personal en el que prevalecen las tomas en baja resolución o lo-fi, captadas con un iPod. Piñatería. Mirar es gratis, lleva por título la exposición de 300 imágenes en pequeño formato, que apunta a la esencia de la fotografía.
"Para mi, es una vía de escape. Ahorita cualquier teléfono celular tiene cámaras de 3 Mb; la cámara que uso no llega a 1 Mb. Esto es un examen de autoconciencia: Lo que vale es la mirada, lo que quieres transmitir. Si tienes algo que transmitir no importa la herramienta", comenta González.
Formado en el Instituto Armando Reverón y con más de 10 años de experiencia en el fotoperiodismo, González hace un paréntesis en su labor como reportero gráfico para ver de cerca los detalles que encuentra a diario a su alrededor. "Creo en la mujer que va a la playa con sus hijos y les toma fotos. Lo más importante es registrar el mundo que te rodea", opina quien muestra tomas en baños, bares, zoológicos...
Iván González se inició como fotoperiodista en la agencia internacional de noticias Associated Press (AP) en Caracas, en el año 2000. Fue coordinador de fotografía del diario El Nacional del 2001 al 2004 y del diario Líder en Deportes del 2004 al 2008. Actualmente se desempeña como jefe de fotografía de la Cadena Capriles. Forma parte de la agencia venezolana http://orinoquiaphoto.com y es docente en http://www.laescuelafotoarte.com.
González es fiel creyente de la democratización de la fotografía gracias a las nuevas tecnologías. "Es una necesidad de la gente registrar lo que le rodea, hacer trascender cada momento... Me parece hermoso que hoy todo el mundo tenga una cámara encima. Es importante que todos tengan la posibilidad de captar la realidad, que las cosas tengan miradas encima, y no que sea el privilegio de unos pocos. De ninguna manera me siento agredido o desplazado como fotógrafo".
Piñatería inaugura este miércoles, a las 7:00 de la noche en el Hotel Paseo Las Mercedes, Nivel PP. Final avenida principal de Las Mercedes.
Twitter: @argomezc
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Petre Maxim miró a Venezuela
60 imágenes y varias publicaciones se exponen en "Retratos de un tiempo"
DUBRASKA FALCÓN | EL UNIVERSAL
martes 13 de septiembre de 2011 12:00 AM
Pero su nombre se escribe en la historia de la fotografía venezolana no solo por ser uno de los reproductores de obras de arte más minuciosos -trabajó para la revista Visual y para los catálogos del MBA-, sino también por darse el lujo de recorrer desde 1952 hasta 1962, gracias a la Revista Shell, la Venezuela que se construía en la dictadura y la que dio sus primeros pasos en democracia.
Un resumen de sus publicaciones y de sus fotografías de autor se muestran en la exposición Petre Maxim/Retrato de un tiempo, en la Sala TAC del Centro Cultura Trasnocho, en el Centro Comercial Paseo Las Mercedes.
"Estamos mostrando las fotos de autor de una década de la Revista Shell; que para su momento fue una de las revistas más vanguardistas y más importantes en cuanto al diseño y al contenido. Ella agrupó 10 fotógrafos muy importantes que se fueron con sus cámaras de mediano y de gran formato a recorrer todo el territorio nacional", narra el curador de la exposición Douglas Monroy.
Entre el grupo de fotógrafos que realizan el recorrido se encontraban Graziano Gasparini, Ricardo Espinoza, Leo Matiz, Iván Petrovzky y Luis Noguera, entre otros más que vivieron Venezuela a través de una cámara de gran formato en 10 por 13 centímetros o en la Rolleiflex de seis por seis centímetros. "De esta manera se convirtieron en una especie de testigos afortunados. Casi los únicos que pudieron recorrer todo el territorio del país. Maxim era uno de ellos. Fue testigo prodigioso de una época de la dictadura, que aunque fue férrea permitió otras cosas. Aquí se ve una Venezuela moderna, quizás, era una de las grandes potencias mundiales con su arquitectura y su urbanismo".
Según afirma Monroy, Maxim nunca se había preocupado por exponer estas imágenes. Es por eso que esta exposición, en la que se muestran 60 imágenes y 20 revistas y libros, toca dos vertientes importantes de su vida.
Primero, su obra de autor inédita que "exhibe por primera vez a uno de los fotógrafos vivos", afirma Monroy. Y segundo, se exponen los libros y catálogos de las revistas.
"Maxim no fue olvidado", asegura Esso Álvarez, quien junto con Nelson Garrido y la Universidad Católica Andrés Bello prestaron su colección de Petre Maxim para que se realizará la exposición. "Él veía en las publicaciones lo más importante de su carrera. No era cualquier fotógrafo: hablaba cinco idiomas y encontró la libertad de conocer Venezuela. Cuando llegó a Caracas no le gustó la ciudad. Venía de París. Por eso la mayor parte de su trabajo era en el interior del país", afirma Álvarez.
Maxim capturó desde el mercado de la terracotas en Táchira pasando por los jóvenes limpiabotas en la acera frente a la Galería La Torre en Valencia, hasta llegar a plasmar con exactitud en sus imágenes el patio interior del Salón de Lectura de San Cristóbal o el edificio de Ingeniería Hidráulica de la Ciudad Universitaria, entre otros monumentos.
"Maxim no desaprovechaba el trabajo de la industria: es el primero en ver que la industria tiene un sentido estético con sus ductos grises. Hace un trabajo de máquinas importante. Es el primero en ver esto. También se convierte en uno de los grandes fotógrafos de la arquitectura. Es un especialista, porque llega al grado de corregir. Nunca ves perspectivas inclinadas. ¡Era un obsesivo técnico! Transmitía una imagen poética. Es un trabajo que muestra el sentido estético con todo el valor que tiene la imagen. Por ejemplo, el hombre que se desplaza en burro, o aquel vendedor de flores. El retrató al país", remata Monroy.
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