Yo soy

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miércoles, 31 de agosto de 2011

Valencia se lucía en esa época en que nadie sabía qué era y dónde quedaba Santa Elena de Uairén

Del "ta barato dame dos" al 2011
MARÍA DENISSE FANIANOS DE CAPRILES |  EL UNIVERSAL
miércoles 31 de agosto de 2011  03:51 PM
Yo recuerdo cuando estudiaba bachillerato una de las cosas que más me dolía era ver cómo algunas amigas vivían soñando en ir a Miami a comprar en vacaciones, mientras yo veía tanta pobreza en el barrio donde ayudaba con mi abuela. El "ta' barato dame dos" nunca me gustó, porque me parecía un absurdo esa obsesión de tener que viajar todos los años (a veces más de una vez al año) a una ciudad donde la mayor diversión era comprar (y cosas que no se necesitaban además) solo por el hecho que todo era barato.

Pero las cosas en este país han cambiado bastante. Y con tanto trancazo que hemos recibido pareciera (por lo que uno ve muy de cerca) que son bastantes los venezolanos que han entendido que nuestro país solo saldrá adelante si pensamos menos en las cosas materiales y pensamos más en cómo ayudar a los demás. Muchos ya saben que cada granito de arena que puedan aportar (empezando por cumplir con el derecho al voto) es vital para mejorar la sociedad donde vivimos; y han entendido que Venezuela saldrá adelante solo en la medida que nos comprometamos a ayudar a resolver los problemas de nuestras comunidades. Muchos hemos aprendido que no basta con criticar, sino que tenemos que ayudar.

Y lo que a mí me pone más contenta es esto (que quienes se fueron de aquí hace 10, o más años, a lo mejor no lo pueden entender): 1) que muchos venezolanos que decidimos quedarnos aquí, y vemos tanta necesidad, ahora somos más felices mandando a nuestros hijos a que pasen unas vacaciones a hacer trabajo social (que les encanta, les da un aprendizaje único y además les sirve para su currículum) y no a un centro comercial a comprar; 2) que ahora uno compra lo que necesita y punto. Y lo que tenemos de más lo regalamos porque no nos podemos dar el lujo de tener cosas abarrotadas cuando hay tanta gente pasando tanta necesidad; 3) que a muchos venezolanos ya no nos importan las marcas y cuando hacemos la lista del mercado ponemos los víveres de forma genérica. Y si no conseguimos lo que buscamos no perdemos la paz porque nuestra felicidad no depende de una salsa X, de un aceite Y o de unas galletas Z. Hemos aprendido a disfrutar, a ser más creativos y a ser felices, con lo que podemos conseguir.

Lo que pasa es que nuestra cabeza está ocupada en otras cosas muy distintas como por ejemplo: ¿cómo hacer para que en nuestro país se forme una generación de líderes, muy bien preparados, que vivan para servir y no para ser servidos? ¿Cómo no seguirle el juego a la desesperanza y al odio, y lograr que TODOS trabajemos unidos y en paz por una patria mejor para nuestros hijos y nietos? ¿Cómo podemos sembrar los valores, en todos los rincones de Venezuela, para poder construir sobre bases firmes una sociedad más humana donde se viva la verdadera justicia y la paz?

Sé que es un poco difícil que alguien, que vive fuera hace muchos años, entienda que lo que hemos pasado nos ha cambiado a muchos para bien y nos ha hecho crecer interiormente. Bastantes venezolanos han tenido la dicha de cambiar las ganas de comprar a la pasión de rezar y luchar día a día para construir un país con bases sólidas, a pesar de los pesares. ¡Eso es maravilloso!

Algo que impacta mucho en Venezuela (y que se ve muy poco en los países del "primer mundo") es cómo la mayoría de las iglesias (desde la clase A hasta la E) están llenas de mucha gente joven de lunes a lunes (hay iglesias que tienen hasta cuatro misas diarias de lunes a sábado y los domingos llegan a ocho). Vemos allí cómo esa generación que está estudiando, trabajando y ayudando a su prójimo, toman fuerza espiritual para poder seguir adelante con paciencia, perseverancia y mucha esperanza porque saben que "si Dios está con ellos a qué van a temer".

Quienes decidimos quedarnos en esta patria, que amamos con locura, estamos felices (con muchos problemas es verdad) porque estamos convencidos que ha valido la pena olvidarnos de otras épocas (y a veces de nosotros mismos) para dedicarnos a educar una generación (de todas las clases sociales) que, cuando este país agarre otro rumbo, ¡no la va a parar nadie!

¡Y seremos ejemplo para el mundo entero! Ejemplo de paciencia, perseverancia, excelencia, entrega a los demás, oración, fortaleza espiritual, esperanza, alegría y desprendimiento material.

mariadenissecapriles@gmail.com
@VzlaEntrelineas

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